jueves, 6 de noviembre de 2008

Organiza una fiesta para sus 700 contactos en Facebook y aparece… ¡uno!

Visto en http://www.tuexperto.com

Facebook es una de las redes sociales con más movimiento del globo. No en vano, la visitan 110 millones de usuarios. Un sitio muy útil si quieres recuperar a tus amigos de la infancia o antiguos compañeros de trabajo. Sí, aquellos con los que un día dejaste de tener cosas en común. Esto es lo que le sucedió a Hal Niedzviecki, un escritor residente en Toronto. En su red de contactos de Facebook llegó a sumar más de 700 amigos o conocidos. Al alcanzar esta cifra, decidió convocar una fiesta en su casa para todos ellos. Quizás por aquello de demostrarse a sí mismo si era capaz de juntar a tanta gente en casa.

Así que, aprovechando la opción que da Facebook de montar un evento, envió la invitación a la fiesta a sus 700 contactos. Cada uno de ellos, al recibirla, podía contestar varias cosas: “Asistiré“, “Tal vez asista” o “No asistiré“. Bueno, también hay una cuarta opción que es directamente ignorar la invitación. Pero quizás esto es más descortés.

Pues bien, pasado un tiempo el recuento fue el siguiente. Quince personas habían confirmado su asistencia, mientras que otras 60 contestaron que “a lo mejor sí”. Unos cuantos centenares dijeron directamente que no. Y el resto pasó de contestar. Bueno, debió pensar Hal, con que finalmente vengan 20 personas, más que suficiente. Pues a comprar cervezas y panchitos para todo el mundo.

Y llegó el día de la fiesta. Todo preparado. Las luces, los vasos, la música, la alfombra del salón quitada. Una ducha, pantalones nuevos y calzoncillos limpios. Llega la hora anunciada y nada. Pasan los minutos y nada. A esperar. Y esperar. Hasta que por fin llega ¡¡¡una persona!! Ese es el balance de la fiesta. Una Invitada, Paula, una chica con la que se había hecho “amigo” gracias a otro contacto en común. La verdad es que ni tan siquiera se conocían, pero engrosaba como los demás, su grandiosa lista de contactos. Y eso era bueno. O aparentemente. Espera que esperarás, y con la esperanza puesta en el timbre de su casa, acabaron por quedarse solos y culminaron en una simple charla informarl lo que iba a ser una fiesta multitudinaria. Justo todo lo contrario de lo que pasó en la fiesta marbellí.

Son los reveses de la web social. Y es que Facebook, como la vida misma, no es el paraíso de la amistad. Por mucho que uno se empeñe en lucir un número de contactos gigantesco, por mucho que uno se dedique a sumar conocidos y conocidos de conocidos, el amigo seguirá siendo el que se cultiva. El que se gana a pulso. De ratón o de abrazo. Pero con esfuerzo. Hasta en Facebook.

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